Sé alegre, entusiasta, sensible, atrevido e intrépido, sin importar tu edad, ni lo que digan o piensen los demás
Comenzaré con esta pregunta: ¿Has notado cómo el mundo adulto te impulsa de alguna manera a ser una persona seria y aburrida? Hay una tendencia muy marcada que nos dice que si eres niño, puedes jugar, divertirte, llorar, emocionarte, está permitido equivocarse, hacer cosas bobas y chuscas… De niño puedes ser tú, sin importar lo que piensen los demás de ti.
Sin embargo conforme vamos creciendo, y nos adentramos el mundo adulto, algo sucede. Dejas de ser tú, y comienzas a pensar en lo que dirán o pensarán otros de ti. Tienes miedo a equivocarte y a intentarlo. Dejas de divertirte como solías hacerlo, e incluso evitas hacer cosas catalogadas como “infantiles”, ya que podrías ser un motivo de burla. Sin querer comenzamos a imitar los comportamientos adultos establecidos.
Pero ¿acaso ser adulto significa ser apagado, serio y recto? Incluso llegas a perder esa capacidad de asombro que te dio esa chispa de energía para explorar el mundo cuando fuiste niño. Dejas de impresionarte de las cosas, dejas de bailar, correr, brincar, jugar y sonreír como solías hacerlo.
Honestamente no entiendo esa tendencia, si se puede llamar así. Y es que ser adulto no debería ser sinónimo de aburrimiento, de menos diversión, ni de contenerte de hacer algo. Debería ser todo lo contrario.
De adulto es cuando tienes mayor capacidad para hacer. Has madurado y tienes mayor fortaleza física y capacidad para tomar decisiones. Es en ese momento cuando más deberíamos disfrutar y vivir en el momento presente.
Una pequeña anécdota
Creo que madurar no significa ser un persona seria, mucho menos aburrida. Madurar es poder jugar, tontear, bromear, sonreír como un niño, pero recordando nuestras responsabilidades. Aceptar que ya no somos niños, pero sin olvidar lo que fuimos. — Jim Carrey
Hace tiempo, cuando trabajaba en la industria. Me di cuenta que el mundo laboral puede llegar ser bastante aburrido si no eliges el camino adecuado… o por lo menos esa fue mi experiencia.
El lugar donde trabajaba era muy “estricto”. No estaba permitido escuchar música mientras trabajabas, no podías usar auriculares, no debías platicar o tener un momento de relajación, tenían cámaras donde podía ver y registrar tus movimientos, no tenía acceso a internet para no perder el tiempo, no debías tardar mucho en ir al baño… Si, se que suena como si fuera una cárcel 😀 pero era una oficina de trabajo.
El objetivo era ser lo más productivo posible. Aunque creo que lo que hacían, era producir un efecto de infelicidad e inconformidad entre los empleados.
Cuando trabajaba ahí, me sentía como un esclavo. Tenía que acatar las reglas y no tenía manera de ser yo totalmente, y hacer mi trabajo a mi manera.
Volteaba a ver a mis compañeros y no se veían felices. Se veían temerosos, cautelosos, como robots actuando de forma automática, ignorando sus deseos y anhelos.
Era un entorno muy serio y poco inspirador. Vivir así los días no era para mí. Como te lo he dicho antes, un trabajo ocupa la mayor parte de nuestro tiempo y energía, y por lo tanto debe ser algo que nos inspire y nos apasione. Algo que nos genere alegría, satisfacción y un sentido de realización personal.
Si no tienes un trabajo así, entonces plantéate la posibilidad de dejarlo.
¿Acaso ser adulto es sinónimo de menos diversión?
Esa tendencia a la seriedad, no solo ocurre en los entornos laborales. Ocurre en la sociedad, y es algo cultural que varía en cada país.
Dime porque cuando estás en tus 20s es normal ir a bares, a discotecas, viajes con una mochila, puedes bailar y divertirte tanto como puedas, y cuando pasas a cierta edad, te empiezas a sentir extraño actuando de cierta forma o visitando ciertos lugares. De hecho, la misma gente comienza a hablar de ti y criticarte solo por el hecho de hacer lo que quieres hacer con tu vida.
Son reglas que no están escritas, pero que establecen un comportamiento rígido y estandarizado de la sociedad.
Dime ¿Por qué sentirte extraño por hacer lo que te gusta, o hacer lo que quieres hacer? Deberíamos actuar desde corazón, haciendo lo que nuestro interior nos dice, y ser tal como queremos ser, sin tener miedo a lo que pensaran lo demás, ni a buscar agradar a nadie.
No te tomes tan en serio tu papel de adulto
Si tienes 20, 40, 60, o la edad que tengas, pregúntate:
- ¿Qué me estoy conteniendo a hacer, por miedo a lo que dirán otros de mí?
- ¿Qué me divertía cuando era pequeño? ¿Aún me divierte?
- ¿Qué actividad me entusiasma, y disfruto haciendo?
- ¿Por qué no hacer un poco de eso más a menudo?
Crea tu lista y comienza a hacer esas cosas. Por muy duro que suene, piensa que un día será muy tarde para comenzar y para ese entonces no habra marcha atras… el tiempo se habrá terminado.
Salta, ríe a carcajadas, disfruta de la música que más te gusta, juega con tus hijos, ve una película, juega un videojuego, toma una taza de té, reúnete con aquella persona con quien la pasas muy bien, y ve a bailar sin importar la edad que tengas, pierde la postura que tratas de mostrar. Que no te importen las apariencias.
Ser serio no es algo normal, ni algo de adultos. No es algo que proviene desde nuestro interior, es algo programado. Nuestra esencia es entusiasta y alegre por naturaleza. No ocultes tu fuego interno y exprésate.
Este es un llamado a ti si estás leyendo esto, y caíste dentro de esa enfermedad que he llamado seriedad adulta. No permitas que se apague tu chispa interna. Disfruta de los pequeños detalles tanto como puedas, y vive el ahora.
◊♦◊
Ahora cuéntame ¿Qué te ha parecido? ¿Crees que es natural ser serio y aburridos cuando nos convertimos en adultos?
No leemos en los comentarios 🙂