Muchas veces creemos que el trabajo y el esfuerzo incesante nos van a ayudar a mejorar nuestra vida. Generalmente se piensa que para salir adelante, debes trabajar duro y esforzarte tiempos extras. Sin embargo muy pocos saben que las cosas no funcionan así. El trabajo arduo no es el primer ingrediente de la formula.
Con el trabajo duro sin más, llegaras a cualquier parte. Podrás esforzarte lo que quieras pero si no tienes un faro que guíe tu camino, entonces no llegaras a ningún lugar deseado.
Si quieres conseguir algo, entonces debes saber muy bien que es ese algo. Sé que se escucha muy básico, pero aunque no lo creas no siempre lo aplicamos.
La mayoría trabaja porque es lo que se tienen que hacer para vivir, estudian porque los demás estudian, y creen que así es como deben ser las cosas. Nunca se detienen a analizar por un momento la razón… o mejor dicho, tu razón personal para hacer lo que haces.
Encuentra tu estrella y olvida lo demás
Imagina que vas en un bosque en medio de la noche. Quieres llegar a “casa”, ese lugar de confort, regocijo, amor, paz, equilibrio y abundancia.
No sabes qué camino tomar, pero sabes que una manera a de hacerlo es seguir la estrella más brillante que hay en el cielo (si, así como los reyes magos).
Comienzas a seguirla por varias noches, hasta que un día te olvidas. Te adentras en una zona cómoda del bosque que te da lo necesario para vivir. Pasan los años y tu entusiasmo y alegría por la vida poco a poco se acaba.
Comienzas a acostumbrarte a andar sin rumbo y olvidas tu objetivo. Vives al día. Comes lo que encuentras y bebes agua del río más cercano.
Una buena noche, cansado y aburrido de tu rutina, volteas a ver al cielo que se encuentra lleno lindos puntos brillantes. Entonces lo recuerdas: “Sigue la estrella más brillante que hay en el cielo”.
Podrías vivir como estás, tienes todo lo necesario y sabes que no morirás de hambre. Pero no, sabes bien que ese no eres tú. No te conformas y decides emprender de nuevo tu viaje.
Quieres explorar las posibilidades y estás dispuesto a transitar por un sendero que no conoces y que sabes que no será fácil recorrer.
El trayecto será largo y las distracciones serán muchas, pero deberás mantener el enfoque en aquella estrella; tu objetivo primordial.
Entonces decides tomar acción y dar el primer paso. Afrontas tus miedos, dejas aun lado las suposiciones, tu inseguridad y demás pensamientos negativos. Visualizas tu meta y te olvidas de todo lo que demás, simplemente sigues tu estrella.
Es tan sencillo como eso
Ese pequeño relato es algo parecido a lo que nos pasa a muchos durante la vida.
Estudias y trabajas sin un objetivo nítido. Pasan los años y te das cuenta que no estas yendo hacia ningún lugar. Solamente te has dejado llevar por la corriente; aquello que te trae la vida de forma fortuita. Te acostumbras a trabajar, comprar y desechar cíclicamente sin fin.
Lo cierto es que para vivir con sentido necesitas encontrar aquella estrella. Es aquel sueño al que aspiras, que te da las energías para levantarte cada día y avanzar con claridad.
Cuando sabes que quieres, no te preocupas por lo que dirá la gente o por los baches que encontraras a tu paso. No te distraes y te enfocas 24/7/365 por varios años consecutivos. Es en ese periodo de tiempo cuando tu vida comienza a cambiar.
Quiero aclararte que aquellas estrella de la que hablamos NO es algo como: “Quiero ganar mucho dinero” o “quiero ser feliz”. Es algo tan nítido que con tan solo imaginarlo te motiva, te entusiasma y te hace sonreír. La clave está en ser específico con lo que quieres.
Por eso hoy te animo a que encuentres tu estrella; aquel objetivo que te hace vibrar.
Pregúntate: ¿Qué quieres? ¿Cómo lo quieres?, ¿Cuándo lo quieres?, ¿Por qué lo quieres?, ¿Que necesitas para conseguirlo?…
Tu estrella es como la punta de la montaña. Es esa luz que te dirige y debes seguirla hasta llegar la cima. Es un objetivo tan brillante y atractivo que no puedes ignorar y al cual debes aspirar.
Más vale ahora que nunca
Cuando conozcas tu estrella (o tu objetivo maestro) lo siguiente es descomponerlo en partes más pequeñas (proyectos u objetivos particulares), y definir una fecha límite concretarlos mediante tareas consecutivas.
Ten en cuenta que lograr algo que valga la pena te puede demorar 3, 5 o 10 años, incluso más. Pero no importa, piensa que si no tuvieras esa claridad y enfoque, entonces nunca llegarías ni en 100 años a cumplir tus sueños.
Es mejor tener un objetivo, una misión o un propósito que podrías tardar 20 años en alcanzar, que vivir a la deriva, desperdiciar tu vida y nunca conseguir nada.
El problema para muchas personas es que están confundidas, no saben que quieren. Tienen un millón de cosas que les gustaría hacer, pero no saben cuál elegir.
Si te sientes así, entonces detén esa confusión y descubre lo que quieres hacer de tu vida.
Define tus propósitos y objetivos partiendo de tu futuro deseado, aplica ingeniería inversa y ve por ello. ¡No hay más!
No tienes que esperar a fin de año para perseguir tus sueños y cambiar tu destino. ¡Hazlo hoy mismo!